Los límites de la vida privada en la red y la orientación para los jóvenes en el uso de las TIC a debate en el Congreso
"¿La responsabilidad social será diferente en los nuevos medios?". Ésa fue una de las preguntas analizadas en la mesa redonda "Responsabilidad social y nuevos medios", desarrollada el miércoles 11 de mayo durante el I Congreso internacional de Comunicación y Educación: estrategias de alfabetización mediática.
La instancia contó con la participación de Luis Núñez Ladevéze, presidente de la Asociación Infancia y Comunicación de Kids and Com; Ángel García Castillejo, consejero de la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones; Lídia Puigvert, profesora de la Universitat de Barcelona; Pere Oriol Costa, catedrático de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB); Juan Carlos Suárez, profesor titular de la Universidad de Sevilla; y Carmen García Galera, profesora titular de la Universidad Juan Carlos I, quien actuó como moderadora del debate.
Para Ángel García Castillejo, de la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones, uno de los planteamientos más importantes se relaciona con el papel de los profesionales de la información. Para él, la responsabilidad es un imperativo, cuando se habla de los medios de comunicación, sean los nuevos o los tradicionales. No obstante, destacó la dificultad de definir quién es hoy el profesional de la información, puesto que el surgimiento de Internet ha añadido muchos tipos de emisores en ese escenario. Pere-Oriol Costa, catedrático de la UAB, reflexionó sobre las especificidades que hay que tener en cuenta cuando hablamos de los nuevos medios de comunicación. Según el catedrático, la necesidad de los gobiernos de muchos países de trabajar para acortar la brecha digital, y el manejo de las nuevas posibilidades de interacción que surgieron con Internet son retos importantes en el panorama de los nuevos medios. Para Pere Oriol Costa es importante "saber salvaguardar siempre la libertad de expresión". Así, los medios de comunicación deben aportar algo útil y no nocivo a la sociedad, "que la red aporte algo de positivo", concluyó.
Según Juan Carlos Suárez, de la Universidad de Sevilla, "para hablar de educación hay que hablar de ética". Así, es pertinente preguntarse: "¿qué valores queremos desde el punto de vista social en relación con los medios de comunicación?". Además, el académico reflexionó sobre los cambios que Internet está produciendo en los espacios público y privado. ¿Hasta qué punto las redes sociales no estarían produciendo una especie de cámara oculta de la vida de las personas?, cuestionó. En su opinión, "hoy, hay una especie de vida pública, con un consumo de los hechos privados. Internet ha conseguido unificar, mezclar confundir lo publico y lo privado, y hay que hacer una reflexión sobre lo que es legitimo", observó.
¿Conducta versus criterios?
Los expositores analizaron además casos concretos. Lídia Puigvert, de la Universitat de Barcelona, abordó la violencia de género, destacando la importancia de una socialización preventiva en la red, donde se pueden observar aspectos contradictorios de las relaciones sociales. En esta línea, la académica comentó casos en los que los adolescentes que viven situaciones explícitas de violencia psicológica en la red vuelven a relacionarse con sus agresores.
Otro aspecto importante, según la experta, es la imagen de los ídolos adolescentes que están en los medios de comunicación. Según Lidia Puigvert, "los chicos y chicas han entrado en la red sin orientación" y es necesario que haga una socialización preventiva. La ponente agregó que es necesario plantear un feminismo dialógico, que presupone una convivencia activa en la red, con la participación del alumnado, profesorado, familiares y otros actores sociales.
Por su parte Luis Núñez Ladevéze, de la Asociación Infancia y Comunicación de Kids and Com, también destacó la contradicción que se produce en los medios de comunicación entre conducta y criterios. El expositor explicó el fenómeno llamado en los noventa "hipocresía de la audiencia", que constataba una contradicción entre los programas de televisión calificados como "malos", que a su vez tenían las más altas audiencia. Según el experto, en estos casos se apreciaba que los padres tenían una diferencia entre su conducta y sus criterios.