La importancia de comunicarnos a través de un
lenguaje inclusivo de género radica tanto en la educación como en los medios de comunicación, que acaban siendo los altavoces y el reflejo de la sociedad. Éstos, validan las conductas y les dan sentido, siguiendo los estereotipos de género que ya están arraigados en nuestra conciencia. Además, ésta dinámica persiste en el tiempo porque éstos
estereotipos son replicados y repetidos continuamente. Los medios de comunicación, como difusores de valores y promotores de alfabetización, deberían ser un motor y un ejemplo de buenas prácticas para la igualdad.