La expedición Tahina Can viaja al encuentro de la cultura y el modo de vida del pueblo marroquí
La expedición con nombre de estrella se encuentra ya a la mitad de su viaje al encuentro de la cultura marroquí. Los modos de vida de Marruecos, sus manifestaciones culturales, sus comidas, su economía, han sido los principales focos de atención de los expedicionarios, que desde el pasado sábado 8 de septiembre se encuentran en Marruecos.
La expedición, integrada principalmente por estudiantes de diversas universidades de España y algunos países de América Latina, partió este sábado desde el aeropuerto El Prat rumbo a Fez, unificados por el color morado de las camisetas.
Según los expedicionarios, desde el viaje comenzaron a "detectar el cambio cultural que esconde el país de las grandes dunas. El nombre del avión en árabe; un olor al pisar la nave; una melodía típica; una inusual textura aterciopelada en los asientos y una degustación gastronómica [...] estándar: pollo, arroz y especias".
Al llegar a África, compartieron en el sitio web de Tahina Can sus primeras impresiones "mujeres que sólo mostraban su rostro, hombres con chilaba y sandalias, viejos Mercedes usados como taxis...".
Esther Marco Alonso, expedicionaria, se interrogó "¿Quién pensaría que echaríamos en falta el ritmo acelerado europeo? Pero además, no teníamos demasiado espacio vital entre persona y persona, una sensación extraña en la que se han mezclado las conversaciones, pero que ha provocado grandes sonrisas."
Ya en Marruecos, la expedición visitó el poblado de Khamlia, donde sus miembros pudieron disfrutar de una actuación muy especial: Un grupo de siete bailarines interpretó una danza de movimientos tribales al son de la música que ellos mismos tocaban, el grupo Pigeons du Sable, integrado por cuatro hombres y tres mujeres). "Las mujeres avanzaban juntas hasta los hombres cogidas de la mano y hacían los coros, mientras ellos marcaban el paso. Ellos tocaban dos tambores hechos con piel de camello y unas castañuelas metálicas que nada tienen que ver con las españolas. Tal y como nos explicó un músico, el velo bordado negro que llevan las mujeres y que les cubre completamente el rostro es para evitar el calor. Por el contrario, los hombres visten túnicas blancas", contaron los expedicionarios en el sitio web de Tahina Can.
Los expedicionarios además se aproximaron a la población marroquí para conocer su modo de vida. Entrevistaron a jóvenes como Said, guía de expediciones de dromedarios, u otros como Buahash, Bennys, Mohamed y Abdlouhab, orfebre, ebanista, curtidor y artesano de un telar, respectivamente.
Durante los próximos días, la expedición visitará otros poblados y realizará rutas de alto valor histórico y patrimonial rumbo a Marrakech.