Leila Guerriero conversó sobre periodismo e historias con los alumnos del Máster en Periodismo de Viajes
En un encuentro virtual, cercano e íntimo, Leila Guerriero, periodista y escritora argentina, compartió anécdotas y consejos con los alumnos del Máster en Periodismo de Viajes. Basándose en sus experiencias y en su trayectoria laboral, reflexionó sobre el ejercicio del periodismo y el proceso de creación de una crónica.
“Mucha gente cuando escribe crónicas de viajes lo que hace es un folleto turístico. Día uno, día dos, día tres. El gran problema de las crónicas de viajes malas es que piensan que el destino es la historia y el destino nunca es la historia. Siempre es otra la historia”, destacó Leila y agregó que para aprender a escribir y, sobre todo a mirar, se debe leer a los grandes cronistas de viajes.
Guerriero, una de las principales referentes cronistas hispanoamericanas, reflexionó sobre el ejercicio de observar con atención e intención para escribir textos que destaquen y logren diferenciarse del resto: “Debemos evitar sacar conclusiones y metáforas atolondradas de todo. Transformar todo en una metáfora es correr un riesgo. Hay que tener mucha información previa del sitio que se va a visitar. No quedarse prendado del exotismo. Es más fácil contar lo exótico que lo cotidiano. Y, finalmente, tratar de huir de los lugares comunes”.
Con respecto a la influencia que la COVID-19 tiene en las crónicas y en la escritura en general comentó que, aunque se hablará de esta pandemia durante muchos años, se debe vigilar de cerca la realidad del momento y buscar también otros enfoques que vayan más allá de la emergencia y la crisis. Explicó que en el relato germinarán aspectos relacionados al virus, como el miedo impregnado en los testimonios de las personas, pero que dejará de ser protagonista y se convertirá en el telón de fondo, en un ingrediente más de los que conforman el texto.
Finalmente, recordó que al escribir sobre viajes no importa el destino, sino la perspectiva del relato: “¿La crónica de viajes implica irse lejos, implica moverse a más de 100 kilómetros de casa, hay alguna regla, algún manual, que diga que después de tantos kilómetros empieza la crónica de viajes y menos de tantos entonces es crónica aburrida? Eso no existe. La mirada es lo que va a transformar. Todo depende de la mirada que se tenga y cómo se cuente”.